Las barreras para la inclusión de más mujeres en el uso y acceso del crédito se trató durante el Panel de crédito y género, en el “Congreso de Verano” del Clúster Financiero del Ecuador.

Bertha Romero, gerente de excelencia operacional de Aval Buró, expuso que la inclusión de más mujeres en el uso y acceso del crédito enfrenta varias barreras significativas, siendo el sesgo de género una de las más relevantes.

Este sesgo puede manifestarse de diversas maneras:

Falta de historial crediticio:

Muchas mujeres, no tienen acceso a cuentas bancarias o tarjetas de crédito a su nombre, lo que limita su capacidad de construir un historial crediticio. En el Ecuador, según datos del Global Findex 2021, existe una gran brecha en tasas de bancarización. El 58% de las mujeres acceden a una cuenta de ahorros, 13 puntos porcentuales por debajo del acceso en el caso de los hombres (71%). Además, solo el 14,5% de las mujeres tienen acceso al crédito, es decir, menos de la mitad de los hombres que acceden a este producto financiero (32%).

Sin un historial, es más difícil para las mujeres obtener préstamos o acceder a otros servicios financieros ya que el historial crediticio es uno de los elementos que analizan las instituciones financieras dentro del proceso de la evaluación crediticia.

Educación financiera limitada:

Las mujeres suelen tener menos acceso a la educación financiera y a la información sobre productos y servicios financieros. Esto se traduce en un menor conocimiento sobre cómo acceder al crédito y cómo gestionarlo eficazmente.

Es necesario una adecuada educación financiera, así como contar con información y canales de comunicación efectivos y oportunos sobre los productos y servicios financieros que ofrece el sector financiero.

Menor participación en el mercado laboral formal:

Las mujeres, tienen menor participación en el empleo formal y, por ende, menor acceso a ingresos estables y documentados, lo que complica su elegibilidad para créditos. En Ecuador, el desempleo está alrededor del 53 % para las mujeres. La permanencia laboral femenina es menor que la de los hombres, en el caso de las mujeres va de uno a cinco años, mientras que en los hombres es 10 años. El ingreso promedio para un hombre fue de $ 457,40, mientras que para las mujeres fueron $ 404,60, incluso por debajo del salario básico unificado, que para este año 2024 es de $ 460. Esto también puede darse porque también hay más mujeres con empleos de medio tiempo.

Menor acceso a la propiedad de activos:

En muchas sociedades, las mujeres tienen menos probabilidades de poseer activos como tierras o propiedades, que pueden ser utilizados como garantía para obtener créditos. Esta falta de activos propios dificulta su acceso a préstamos y otros productos financieros.

Discriminación en las políticas de préstamo:

Las políticas de préstamo a veces están diseñadas de manera que favorecen a los hombres sobre las mujeres. Por ejemplo, puede haber requisitos que sean más difíciles de cumplir para las mujeres, como la necesidad de contar con garantías que ellas no poseen.

Estereotipos de género y roles tradicionales:

Los roles de género tradicionales y los estereotipos pueden disuadir a las mujeres de buscar crédito o emprender actividades económicas que requieran financiamiento. Además, pueden enfrentarse a barreras culturales que desincentivan su participación en el ámbito económico.

Productos y servicios enfocados a mujeres

Según la Radiografía del Crédito en Ecuador hasta diciembre de 2023 del total de clientes que accedieron al crédito 51% fueron mujeres, lo que corresponde a la colocación de aprox. $11 millones diarios al segmento de mujeres.

Las entidades financieras pueden reforzar sus esfuerzos por desarrollar productos y servicios para este segmento.

De hecho, el 59% de las nuevas operaciones de microcrédito fueron otorgadas a mujeres en 2023, lo que representa un total de 287.534 operaciones. Es decir, 6 de cada 10 dólares de los nuevos microcréditos fueron entregados a mujeres

Además se evidencia, que las mujeres son mejores pagadoras que los  hombres y esto se demuestra en que tienen, en promedio, un mejor score crediticio.

Las entidades financieras pueden reforzar sus esfuerzos por desarrollar productos y servicios para mujeres mediante varias estrategias:

  • Investigación de Mercado y Segmentación:

Realizar estudios de mercado para comprender mejor las necesidades financieras específicas de las mujeres en diferentes etapas de su vida.

Segmentar el mercado femenino en subgrupos (por ejemplo, emprendedoras, amas de casa, profesionales) para diseñar productos personalizados.

  • Educación Financiera:

Implementar programas de educación financiera dirigidos a mujeres para aumentar su comprensión de los productos financieros y su capacidad de tomar decisiones informadas.

Ofrecer talleres y seminarios sobre ahorro, inversión, planificación financiera y emprendimiento.

  • Acceso a Crédito:

Desarrollar líneas de crédito y productos de préstamo específicamente diseñados para mujeres, considerando factores como historial crediticio limitado o ingreso variable.

Ofrecer tasas de interés preferenciales y condiciones flexibles para apoyar a las emprendedoras y pequeñas empresarias.

  • Asesoramiento y Apoyo:

Establecer servicios de asesoramiento financiero enfocados en mujeres, con consejeras capacitadas para entender sus necesidades y objetivos.

Crear redes de apoyo y mentoría para mujeres emprendedoras y empresarias.

Hay un gran camino por recorrer para cerrar estas brechas en el país.