El crédito genera empleo.

Cuando hay una entrada de capital fresco, el emprendedor puede abastecerse de materia prima, reactivar su negocio y contratar personal. La persona con empleo puede llevar alimentos a su familia, pagar educación, servicios básicos y deudas. Paga impuestos y protege su salud.

Según Diario El Universo de marzo 2021, de cada 100 plazas de trabajo, 93 fueron generadas por el sector privado y 7 por el público.

Es un hecho que una inyección de crédito al sector privado reactiva la economía. La rueda de producción comienza a moverse y el mercado ve satisfecha su demanda de productos.

“Con crédito y ahorros pude sembrar fruta en mi finca, -dice Isabel Matute de Santo Domingo de los Tsáchilas. Le puse un puesto a mi hija y a mi nuera en el mercado”.

Con crédito, Isabel pudo dar empleo a sus familiares.

Adicionalmente, el crédito se basa en un valor importante que es la confianza, la credibilidad. Confianza de parte de la institución financiera de que el deudor va a cumplir con su compromiso de pago. Credibilidad hacia la institución financiera y su proceso de entrega y cobro del préstamo.

Otros valores que el crédito promueve son:

  1. La planificación: cómo decido que necesito un crédito. Cómo planifico su destino. Cómo priorizo mis gastos.
  2. La organización: ¿cuánto debo pagar? ¿En qué plazo?
  3. La disciplina: ¿cómo controlo mi flujo de ingresos y egresos? Genero el hábito y la disciplina para pagar cumplidamente.
  4. La transparencia: cuán sincero soy con mis gastos y con mis ingresos. Cuento con el dinero que tengo este momento, no lo que pienso ganar en 6 meses.

Con crédito, Carmelina Cusquillo pudo reactivar su carpintería en Riobamba y pagar a sus ocho operarios.

“Aprendí a manejar el dinero gracias a que mi papá era comerciante y me enseñó a ganármelo a punte trabajo duro”, dice Estefany Costa, de Quito, durante un taller de educación financiera.

En conclusión, el crédito genera empleo, orden y calidad de vida.